Delegados de clase curso 2015-16
14 de octubre de 2015
El curso pasado os hablé en este post de los delegados de clase. Acabábamos de empezar primero de primaria y mis alumnos no tenían nada claro en qué consistía este cargo.
Un curso después, las cosas han cambiado mucho. Es cierto que la función de los delegados, en los primeros cursos de primaria, queda bastante diluida, pero bueno, ya van asumiendo sus responsabilidades y se van acostumbrando a que éstas vayan aumentando progresivamente. El curso pasado, tanto delegada como subdelegado asistieron a varias reuniones con la jefa de estudios y los diferentes delegados de todas las clases de primaria, así que ya tienen cierta experiencia. Después de las reuniones, transmitían al resto de la clase los temas tratados y los acuerdos a los que se habían llegado. También, en ocasiones puntuales, asumían las responsabilidades que yo misma les encargaba, aunque tampoco abusaba demasiado, porque lo cierto es que les encanta que el secretario (uno de los cargos que van rotando) asuma todas las funciones extra las dos semanas que dura su "reinado".
Así pues, cuando nos dispusimos a elegir el delegado y subdelegado de aula, hicimos memoria de las tareas asumidas el curso anterior y repasamos brevemente sus funciones:
- Representa al grupo-clase. Es su portavoz y hace de "puente" entre el profesorado y el equipo directivo y su grupo. Por tanto, debe transmitir no su propia opinión personal, sino el sentir de todos los compañeros.
- Asiste a las reuniones de delegados con el equipo directivo, para tratar temas que afectan al centro en general, hacer propuestas de mejora, sugerencias, presentar quejas, etc. Así que ha de ser capaz de llevar a cabo a la perfección el punto anterior, sabiendo expresar las ideas de los miembros de su grupo.
- Transmite al resto del grupo los acuerdos tomados en las reuniones de delegados, para tenerlos en cuenta, llevarlos a cabo, aportar nuevas ideas, etc.
- Intenta que tanto los deberes como los derechos de los compañeros sean respetados por todos, y vela por la adecuada utilización de los materiales e instalaciones del centro.
- Fomenta la convivencia entre los compañeros.
- Realiza las tareas que delegue en él el tutor o cualquier otro profesor.
Por tanto, para poder realizar estas funciones, un buen delegado debe tener una serie de cualidades personales:
- Gozar de una gran empatía, que es saber ponerse en el lugar del otro, poder percibir lo que el otro puede sentir.
- Ser responsable y honrado, para ganar la confianza de sus compañeros y cumplir sus compromisos.
- Tener espíritu dialogante, saber escuchar y hablar ¡y respetar el turno de palabra!
- Saber respetar, para poder aceptar cualquier sugerencia que se presente.
- Ser emprendedor, para poder proponer iniciativas y alternativas a la resolución de problemas.
- Ser solidario, para anteponer los intereses del grupo a los suyos propios.
Creo que lo entendieron bastante bien, porque un año después están bastante familiarizados con este tipo de terminología. Hemos hablado y trabajado mucho la empatía, la responsabilidad, el diálogo, el respeto... ¡Ahora ya pueden votar con más rigor!
Recordamos que a la hora de votar al delegado, no teníamos que pensar en nuestro mejor amigo o amiga, ni en el que pensáramos que era más inteligente, o sacara mejores notas. Queríamos que nuestro delegado pudiera representar al grupo de la mejor manera posible, y sabíamos qué cualidades debíamos buscar en él.
Así pues, empezamos con las votaciones. El curso pasado, entre todos decidimos a quiénes veíamos como principales candidatos al cargo, y luego votaron a mano alzada. Por decirlo de alguna manera, fue casi algo consensuado entre todos. Pero este curso les veía capaces de decidir de manera individual, sin verse influenciados por lo que decidía el de al lado, y procedimos a una votación secreta e individual. ¡Como los mayores! Repartí un papelito a cada alumno, y en él escribieron el nombre del compañero de clase que querían que fuese su delegado (no valía votarse a uno mismo).
Una vez escrito el nombre, doblaron su papelito y Lola, la delegada del curso pasado, recogió todas las votaciones.
¡Estaban realmente emocionados! Y aquí quedaron todas nuestras votaciones, en nuestra caja/libro con el dibujo del búho que el curso pasado bautizamos como la caja de la gratitud. ¿Lo recordáis?
Entonces Teo, el subdelegado del curso pasado, fue abriendo todos los papelitos de uno en uno y leyendo cada nombre en voz alta. A continuación, me los enseñaba a mí y a todos sus compañeros, y yo iba anotando los resultados en la pizarra.
¿Y queréis saber quienes fueron los elegidos? ¿Qué decidió la mayoría? ¡Pues aquí los tenéis!
¡Teo delegado y Adrián subdelegado! Eso sí, he de decir que en la pizarra escribí más nombres, hubo muchos elegidos, pero ellos fueron los que obtuvieron más votos. ¡Y son dos delegados muy bien avenidos!
¡Enhorabuena, campeones! Vuestros compañeros han confiado en vosotros, así que no os olvidéis de dar lo mejor de vosotros mismos. ¡Seguro que lo hacéis fenomenal!
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